Ella fue mi canción inspiradora,
y la musa raíz de mi
canción;
mas la muerte,
noctámbulo ladrón,
la arrebató antes de
brillar la aurora.
No era mi amor, ni lo es, amor que ignora,
y al Hades descendí.
La persuasión
de mi canto
logró su redención,
que cede el
Hades si mi canto implora.
“Llévatela a la luz, mas sin volverte
a mirarla en las
sombras, o la muerte
de su
destino habrá de apoderarse”.
¡Oh, impaciencia del hombre enamorado!
Volví los ojos, y me
fue arrancado
el corazón
al verla evaporarse…
Francisco Álvarez Hidalgo
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada