El otro día, mientras me comía este delicioso bizcocho de limón, me pregunté de dónde podría venir la palabra bizcocho, y resulta que tiene una etimología bastante curiosa.
El bizcocho, del latín bis (dos veces) y del verbo coquo, coxi, coctum (cocer, cocinar), era, en la antiguedad, una especie de pan que no llevaba levadura y que se cocía una segunda vez para que se conservara durante más tiempo, ya que tenia el fin de alimentar a los marineros y los soldados que iban a hacer largos viajes.
Actualmente, no tiene ni esa función ni los mismos ingredientes, pero ha conservado su nombre latino.
¿He abierto el apetito de alguien?
ÑAAAAAAAM.
Doncs sí, m'has fet gana.
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