El otro día, mientras me comía este delicioso bizcocho de limón, me pregunté de dónde podría venir la palabra bizcocho, y resulta que tiene una etimología bastante curiosa.

Actualmente, no tiene ni esa función ni los mismos ingredientes, pero ha conservado su nombre latino.
¿He abierto el apetito de alguien?
ÑAAAAAAAM.
Doncs sí, m'has fet gana.
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